viernes, 7 de noviembre de 2014

La Saga de la Puente - Remesa de fondos con resaca - Idea de Javier Lopez Buendía - Ilustra Jesús de la Puente

Si algo se espera en los pueblos con verdadero entusiasmo son las ferias y fiestas patronales de final del verano que duraban una semana. Los jóvenes de los años 70 estaban medio año ahorrando para poder permitirse las cañitas con gambas en el ferial, los festejos taurinos, las sesiones de discoteca y como no las copas con los amigos hasta las 5 ó las 6 de la mañana.

En la plantilla del Banco esto no era distinto, pues participaban y disfrutaban de lo lindo en los festejos. En la oficina, como es natural, el primer día era festivo total y se cerraba sin que fuese necesario ir después de la misa como era costumbre algunos domingos. Los días siguientes se abría hasta la una, pero se "trabajaba" dependiendo del estado "anímico" de la persona y criterio del director.

La verdad es que el Director era un tipo peculiar por su aspecto (bajito, regordete, un poco barrigudo, calvo y con sombrerBorsalino)su forma de dirigir la plantilla al estilo más rancio y su pertinaz obsesión por hacer viajes de remesas de fondos al Banco de España para remediar los excesos de encaje de la Oficina.

Los recorridos se hacían en seiscientos que hacía las veces de blindado, con el director al volante, armado con un pistolón bajo el sobaco y la comitiva la completaba un guardaespaldas que era el botones más joven y bajito que podía acoplarse sin problemas en el asiento de detrás del conductor.

Como era previsible, realizó el dichoso viaje de remesa de fondos en plena feria, el segundo día de fiesta, y como no podía ser de otra forma el "guardaespaldas" llegó tarde a trabajar sin haber dormido en toda la noche, así que en cuanto cuando se metió en el coche se durmió como un angelito y se despertó al llegar a la puerta del Banco de España.

La rutina del viaje, una vez ingresado el efectivo consistía  en ir a la Oficina Principal del Banco, recoger las bolsa moneda fraccionaria (100/ 200.000 pesetas en monedas de 1, 5, y 10 duros), cargarlas en el coche y de vuelta al pueblo.

En aquella ocasión el protocolo se alteró y el Director, una vez recogida las monedas, dijo al Botones:

Quédate aquí con la calderilla que voy a hacer una gestión y en un rato vuelvo.

Transcurrida media hora apareció el Jefe y guardaron las monedas en el maletero del coche. El botones volvió a ocupar su asiento en el seiscientos y el director el suyo poniendo rumbo al pueblo.

Con el silencio del viaje y el calorcito del mediodía, el chiquillo se volvió a quedar dormido, despertando con el frenazo de llegada a las puertas del Banco. Una vez aparcado el vehículo, el jovenzuelo cogió los saquitos de las monedas y entró con ellas a la Oficina.

No habían transcurrido ni tres minutos cuando, como un energúmeno, aparece el Director, congestionadocon un paquete raro en la mano y gritando:

Voy a matar al Botones. Lo mato, lo mato.

El cajero que asistía atónito a la escena se tiró al ruedo y con habilidad consiguiópararlo y meterlo en su despacho para terminar con  el espectáculo que estaba dando delante de los clientes.

El Cajero salió al cabo de media hora sin poder contener la risa y se dirigió a tranquilizar al Botones que estaba amarillo como un muerto y que no terminaba de entender que pasaba.

Por fin explicó lo sucedido. Entre las gestiones que el Director había realizado en la capital, se había comprado un sombrero de fieltro para la temporada invernal que dejó en el asiento de atrás tal y como lo había envuelto el tendero, sin reparar que era elsitio que debía ocupar el guardaespaldas. Este, con la torrija de las fiestas, no lo vió al entrar en el coche e hizo el viaje de vuelta sentado encima dejando el sombrerodebidamente planchado e inservible.

Las fiestas pasaron y con ellas el disgusto.

EBotones siguió prestando servicio de guardaespaldas en sucesivas remesas de fondos al Banco de Españacuidando siempre de comprobar donde colocaba sus posaderas.

Entre ellos nunca se habló del incidente, a los dos les separaba una generación y media pero les unía saber entender al otro y su aversión a jugar al pin pon de los reproches.

Don Leopoldo pasó a mejor vida junto con su Borsalino, su pistola y el seiscientos.

Crisanto ahora ve el cajero automático y un blindado parar enfrente de la Oficina del barrio, mientras sale del Mercadona acompañando a su Señora. En este momento evoca cuando el Director le pedía que ayudara a su esposa, a llevar la compra desde la plaza de abastos a la planta de arriba de la Oficina que era donde vivían. Ella le preguntaba por su madre y sus hermanos y le daba siempre alguna pieza de fruta.Entonces se disgustaba mucho, sobre todo cuando pasaba al lado del Instituto y lo veían las chicas del pueblo y se ponían a murmurar.

Ahora piensa que el episodio del sombrero y el de aquellas idas y venidas a la plaza le han servido para entender mejor la vida y reconciliarse consigo mismo.

Mientras tira de la bolsa, mira a su mujer, sonríe y dice para sí, lo que se perdió Don Leopoldo, pobre Doña Rosa, que sería de ella.







2 comentarios:

  1. Así son en general las Fiestas Patronales, lo mejor, y más querido de nuestros diferentes pueblos de España.
    Cada año se celebran diferentes fiestas, siendo las más concurridas durante los meses de verano, o al final del mismo.
    Se hallan todas perfectamente consolidadas en el tiempo, y la participación en las mismas se hace cada año con más entusiasmo, las disfrutamos y cuidamos con gran alegría y júbilo.
    En la mayoría de los casos la hemos vivido desde nuestra infancia, sobre todo las atracciones de feria para los niños y mayores, como asimismo los distintos puestos de mercancías y productos de la tierra, que hemos saboreado. Y en muchos casos también los diferentes eventos culturales y deportivos.
    También teníamos otro tipo de fiestas como las laborales, que se cita en este artículo, y la de la Banca no eran menos.
    Aunque a veces había accidentes (jejeje) como hemos visto en este buen episodio, que con tanta gracia nos exponéis para nuestro regocijo.

    ++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  2. Que divertida historia. Me ha encantado ver como el tiempo te hace poner las ideas en su sitio. Te seguiré leyendo. Nada tiene tanta importancia cuando el tiempo pone todo en su sitio. Y hasta nos podemos reir de anécdotas que su día nos pusieron a temblar creyendo que era el fin del mundo. Un besazo. Gracias por este buen rato.

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