martes, 11 de febrero de 2014

Los oficios, las nieves del tiempo y el suero etéreo


El espejo mostraba como las nieves del tiempo de Gardel caían sobre mis hombros y de repente con la mirada perdida en las luces de neón azul he recordado tiempos de mi infancia, cuando iba a la Barbería. Entonces se cortaba el pelo a la luz del día con esa luminosidad azul que sólo encuentras en el Sur.

Me ha sorprendido la destreza en manejar las tijeras del peluquero, me recordaba a “Pepe el barbero”, conocido por todos en el pueblo, chicos y mayores. A la hora que fueras, siempre estaba allí, entre sus carteles de toros, trabajando o sentado hojeando un ejemplar atrasado de El Ruedo, leyendo las faenas de Antonio Ordoñez, Paco Camino, Diego Puerta, Jaime Ostos,, en las plazas más afamadas o quien llevaba más corridas toreadas.

Hombre, has venido tu solo, voy a poner la banqueta encima del asiento del sillón para que estés en alto y te pueda cortar bien el pelo, y en un salto miraba al espejo igual que hoy. El espejo me devolvía la misma realidad pero con una visión distinta, algo que ya detectó Velazquez en las Meninas con aquel espejo colocado al fondo para reflejar las imágenes de los Reyes, o sea que ese juego de enfoques y perspectivas ya estaba inventado antes del video filmando a la Infanta, además sin haber tenido que recurrir a casas especializadas en artilugios de espionaje.

El corte de pelo se convertía en un interrogatorio. Pepe me preguntaba y preguntaba y me daba conversación si yo respondía con monosílabos, igual me pasaba cuando estaba de visita en casa de los amigos con sus madres. Siempre contestaba con una diplomacia infantil a las preguntas de rigor ¿Cómo están tus padres? ¿Te gusta la escuela? Menudo desollón que tienes en la rodilla ¿Cómo te lo has hecho? Y yo diciendo para mis adentros,,,, y que le importará todo esto,,,,?. Deseaba que llegara algún cliente mayor para que me aliviara la incomodidad de contestar frases hechas o a algo que prefería no responder, entonces la respuesta comodín era “to tá bien” o quedarme mudo, como si me hubiera dado un aire, poniendo cara de vaca mirando al tren. He de confesar que eso daba resultado, más tarde me fue útil para salir con cierto garbo en algunos Comités de esos en los que silbaban las balas disfrazadas de sonrisas maliciosas.

Casi siempre llegaba alguien que me quitaba de en medio esa presión y hacía que la conversación derivara hacia la próxima feria, el entierro de fulanito y la pena que dejaba, la melopea de algún vecino, la sequía, la lluvia o cualquier otro tópico.

Si cuando llegaba había clientes pelándose me sentaba y esperaba pacientemente, siendo testigo involuntario de chismes, confidencias o sucesos dignos de Fellini,  que algunas veces entendía y otras no.. En cualquier caso, los dejaba archivados en mi memoria como un problema sin resolver cuya solución la confiaba a la paciencia, el paso del tiempo y la casualidad.

Una maquinilla, unas tijeras, un peine, y finalmente una navaja que siempre me daba repelús, ¿y si se la va la mano?. Hoy el instrumental es el mismo, excepto la navaja, ha cambiado la puesta en escena, luces de neón, ir y venir de peluqueros y peluqueras. La técnica del corte de pelo es la misma, tijeras en la mano derecha, la izquierda que recorre la piel de la cabeza y deja asomar mechas entre los dedos que posteriormente son cortadas con presteza y exactitud.

Hay silencio, una música de fondo, boleros con voces actuales, lejanas a las de la radio de aquellos tiempos de Matilde, Perico y Periquin, los tebeos de Rin tin tin, el Capitán trueno y el Tergal que no se tenía que planchar. Al fondo una radio de válvulas y trinando la Paquera de Jerez o la Niña de la Puebla, con suerte las simplezas de Emilio el Moro:



Yo me despierto cantando
al amanecer del dia
Yo me despierto cantando.
y la pobre de mi tia
me dice no cantes tanto
vete a cantar a la via

Me ponía la mano en la boca para evitar una carcajada contagiosa que apenas podía contener.

El corte de pelo ha finalizado, voy a recoger mi abrigo al mostrador y mientras lo hago, por la conversación de la chica deduzco que el peluquero es cubano, y entonces fabulo internamente una teoría que explica la razón por la que este hombre tenía tanta habilidad con las tijeras. Seguramente había aprendido el oficio en Cuba con otro “Pepe el barbero” e intento imaginar cómo es una barbería allí y para salir de dudas busco pistas en internet y me encuentro con una foto que muestra un aspecto parecido a mis recuerdos, lo que me sorprende en cierta medida es lo que se relata en el artículo publicado en Agosto del año pasado: Barberías y Peluquerias de mal en peor.

http://www.diariodecuba.com/cuba/1376509607_4649.html

En España la Barbería ha dado paso a los neones azules en los que el Pepe actual trabaja mitad para él y mitad para la franquicia. Ahora todo es más glamuroso, luminoso y ordenado, ya no huele a cocido mas allá de la cortina de canutillos, ni el gato aparece de vez en cuando, todo es extraordinariamente aséptico y el negocio se reparte de otra manera.

Pago, dejo una propina por el arreglo, por esos momentos recobrados y me despido.

El domingo leí un artículo que se titulaba “Con la música a otra parte”, que muestra una cara y una cruz. Se habla de cómo la fábrica de pianos Pleyel después de 207 años cierra porque se ha quedado sin pedidos y que sus precios oscilaban entre 42.000 y 200.000 Euros. Una de sus restauradoras declaraba que este es el fin de los Oficios.

En China hay cuarenta millones de estudiantes de piano, que necesitaran tocar en uno. En http://lingjiangpiano.en.made-in-china.com/ puedes comprar un piano denominado de alta calidad por 3.000 Dólares.

El mercado por una parte ha hecho que cierre Pleyel y por otra que sus pianos pasen a ser una leyenda. Todas las personas que allí trabajaron, a pesar de hacer desaparecido el negocio, estarán orgullosas de su trabajo, de haber sido participes de una obra de arte.

¿ Sería posible conjugar la sabiduría de los artesanos Pleyel con la economía del low cost, fusionar de forma equilibrada estos dos conceptos y que esos 40 millones de pianistas en potencia pudieran gozar de ello, sin que los virtuosos dejaran de acariciar las sublimes teclas que ahora languidecen?.

¿Cómo afectará el tiempo a mi oficio, la Banca?. 

Recuerdo mi entrada al trabajo como Botones, las oposiciones, los diarios, cuadres, grandes sumadoras, bocadillos de caballa con pimientos, horas extraordinarias, jornada intensiva, oficiales de segunda, primera, jefes de negociado,,,, los primeros ordenadores, las centrales contables, los grandes Back Offices los Centros de Proceso de Datos, los pc,s, los aplicativos, la transformación de las Oficinas, de los Back Offices, la externalización, la factorización,,, La Banca, un ejemplo a seguir de adaptación,  así ha sido y así será. Sólo veo una amenaza, los posibles excesos del Powerpoint y la Consultoría. Una presentación hábil puede llegar a narcotizar, administrando un suero etéreo que eleva de tal forma que deja de mostrar el suelo que pisas y es capaz de atraer más recursos para sí que las necesidades a corto más evidentes.

Se habla de la cocina fusión, de la música fusión, del jazz fusión, y la búsqueda final es conservar “lo bueno” de cada cosa, la teoría y la práctica, la costumbre y la innovación, el piano artesanal y el low cost, un buen Powerpoint sin olvidar que cada día hay que “cuadrar”.

El tiempo transforma todo, el secreto es conservar el arte que hay detrás de cada Oficio y transmitirlo a las generaciones venideras. Dejar obras en pie para que quien venga detrás marque un “me gusta” virtual que sea un guiño al anonimato de aquellos nómadas que se vieron satisfechos con su obra terminada..


2 comentarios:

  1. Rodri:
    Veo que estás muy puesto como escritor, tienes tablas, tú llegarás lejos en este noble arte de la escritura.
    Te adentras bien en el campo de los recuerdos, que nos muestras finamente y de forma fina casi poética, ya que algunas frases que incluyes, tienen cierta rima.
    Lo que nos cuentas de forma tan bien trenzada, y vivida en la Peluquería, es la historia que se repite en nuestros pueblos, sobre todos en los de nuestra querida Andalucía, que entre otras virtudes tenemos las que tú aludes, aunque al final todas derivasen al clásico cotilleo, que en eso también somos “por desgracia” campeones en estas artes.
    En el resto de oficios, en cada uno de ellos, sin lugar a dudas predominan otros vicios, que todo aquel que los ha vivido los interpreta al son de sus recuerdos.
    Nuestro antiguo oficio de la Banca, como tú sabes ha cambiado, desde que nosotros entramos, con la máquina de escribir y el papel con el calco correspondiente, hasta los ordenadores, que todo nos lo ha cambiado y que seguirá aún haciéndolo, lo que no sé es hasta donde llegaremos. En nuestros tiempos eso sí, yo fui un enamorado de la mecanización, porque estaba hasta los bemoles del papel carbón.

    Para resumirte todo esto, te diré que el tiempo, para bien, o para mal, será el testigo de todos nuestros delirios.

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  2. Lola Nadador Teclemayer20 de febrero de 2014, 1:10

    Me habian comentado que escribias, algo que desconocia porque nuestras conversaciones, pocas para mi gusto, siempre versaban sobre "Comex".
    Estoy gratamente sorprendida porque me ha gustado lo que he leido, me gusta que la lectura , me transporte con la imaginación, y lo que hay alrededor, en ese lapso de tiempo, pierda su razón de ser despareciendo. Me ha transportado tu relato a muchos escenarios del pasado, a donde siempre me gusta volver,.
    Gracias Rodrigo, porque es un regalo bonito.

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